Ayer, 15 de mayo, tuvo lugar en el Museo Garnelo la presentación del lienzo “Magdalena”, de José Garnelo y Alda . La obra pasa a engrosar la colección permanente de nuestra pinacoteca, fruto del acuerdo de comodato entre el Ayuntamiento de Montilla y el Institut Municipal Reus Cultura, su propietario. El depósito se ha formalizado por cinco años prorrogables.
Rafael Llamas, Alcalde de Montilla y Presidente del Museo Garnelo, agradeció públicamente la excelente disposición de la entidad reusense para la firma del acuerdo, así como la decidida colaboración de Amigos del Museo Garnelo.
Como acto de presentación, y formando parte de las actividades organizadas para celebrar el “Día de los Museos”, Miguel Carlos Clémentson Lope pronunció la aclamada conferencia, Acerca de la obra «Magdalena», de José Garnelo. Su aportación desveló muchas incógnitas que planteaba el lienzo, no solo a nivel técnico y simbólico, sino en cuanto a su contextualización entre los movimientos literarios y artísticos de finales del siglo XIX.
Nos revelaba Clémentson la inspiración de Garnelo en la novela de Émile Zola, Madeleine Férat, que comenzó en principio a publicarse por entregas en L’Evenement, de Bauer, con el título de Vergüenza, pero no llegó a editarse por entero a causa de la intervención de la fiscalía, que amenazó con el cierre del periódico por juzgar como inmoral su temática, opinión a la que se sumaron igualmente sus suscriptores. Trata acerca de la progresiva destrucción de la vida de una joven y bella mujer que, aunque enamorada de su marido, está irremediablemente obsesionada y atraída por su primer y antiguo amante. Esta ofuscación la conduce a su autodestrucción, a la devastación de su matrimonio y, tras el fallecimiento repentino de su propia hija, al suicidio; mientras que el cónyuge acaba por volverse loco.
Nos deleitaba Clémentson hablando de la relación de Zola con pintores de la talla de Manet o de Cézanne, de la moral de la época y de lo trasgresor de sus obras. Padre del naturalismo, como una evolución extrema del realismo, suspendía todo tipo de juicio moral respecto a la realidad representada, como un científico cuando estudia a los animales, y trató de aproximarse a los sectores de la sociedad que habían sido dejados de lado por el realismo. No eran, por tanto, extrañas las sinergias y apoyos buscados entre escritores y artistas para una expresión ajena a la moralidad vigente.
Para Leopoldo Alas Clarín, de cada página de Zola se puede pintar un cuadro. Garnelo hace exactamente lo contrario y, en un alarde de expresividad, dota a los protagonistas del reflejo en sus rostros de más de un sentimiento, de más de un deseo; casi podríamos decir que cada página de Zola puede leerse en el lienzo de Garnelo. Para esa magistral síntesis, nos comentaba Miguel Carlos, el artista utiliza un interior profusamente decorado, con objetos cargados de simbolismo; por ejemplo, la alfombra de tigre sobre la que reposa Madeleine es el símbolo de las “desordenadas pasiones”.
La Exposición Universal de París de 1889, supuso para Garnelo un punto de inflexión en sus temáticas y un acercamiento a la cultura del país vecino. Allí pudo conocer la pintura de Manet, incluso el retrato que el francés realizó de su amigo Zola, al que sitúa junto a un biombo similar al de la obra de Garnelo. La primera muestra de esta tendencia fue “Duelo Interrumpido”, inspirada en la obra dramática “Le Maître de forges”, de Georges Ohnet. El naturalismo imperante en fechas previas, le indujo a componer una pintura de gran formato inspirada en la «vida moderna», con la que obtuvo una Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1890.
Al año siguiente a la firma de Magdalena, Garnelo se entusiasma con otra obra de Zola, “Lourdes”, la primera de la trilogía “Les Trois Villes”. En 1897, “Lourdes” obtiene Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes y en 1898 es expuesta en el Salón de París.
Ambas, “Lourdes” y “Magdalena”, podrán ahora contemplarse en la misma sala del Museo Garnelo; un espacio testimonial del naturalismo en esa etapa del pintor, de sus eruditos conocimientos literarios y de su admiración por Émile Zola.
Durante la presentación fue proyectado este vídeo del Museo de Reus; su director, Marc Ferran, nos envía algunas alentadoras palabras y su opinión acerca del depósito.