La prestigiosa revista “Historia”, de National Geographic, ha elegido recientemente la obra de José Garnelo, “Aspasia y Pericles”, como cabecera de una de sus publicaciones sobre el estratega y político griego; ASPASIA Y PERICLES, AMOR Y PODER EN ATENAS.
El artículo luce ilustrado con obras de algunos genios de la pintura universal, como Louis-Hector Leroux, Nicolas-François Chifflart y Michel Corneille el joven; así como con imágenes de esculturas y cerámicas de los más importantes museos.
La televisión pública francesa, France Télévisions, también dedicó un documental a la figura de Aspasia de Mileto, con el título “Aspasie de Milet en dix œuvres” (Aspasia de Mileto en diez obras). El trabajo de “France Culture” incluía la obra de Garnelo. Según Pascal Szidon, Jefe de Proyectos de la Direction de la Culture de France Télévisions, las representaciones de Aspasia en la pintura decimonónica son casi exclusivas de los artistas franceses; junto al angloneerlandés Alma-Tadema, Garnelo constituye una excepción, no solo por ser español, sino por su forma de representar a la pareja helena en “Aspasia y Pericles”, en una escena en la que Aspasia instruye a Pericles en la retórica, nada habitual en los artistas franceses, que siempre la representan en segundo plano, con Sócrates, Pericles o en el taller de Fidias.
El artículo de Francisco Javier Murcia, doctor en Filología Clásica, es un interesante recorrido por la historia de la pareja y los condicionamientos que, en el siglo V a.C., soportaban las mujeres de distinta consideración social. Sin embargo, no hay duda de que Aspasia destacó por su inteligencia y educación, tal como recogía Plutarco, «los amigos de Sócrates llevaban a sus mujeres a casa de Aspasia para escucharla».
Según el autor, en una obra de Platón, Sócrates se declara discípulo de Aspasia: «Tengo la suerte de tener como maestra a una de las mujeres más distinguidas en oratoria, que, además, ha formado a otros muchos oradores y, en particular, a Pericles». Fue uno de esos momentos íntimos, de enseñanza de la retórica, lo que inspiró a Garnelo para componer esta obra, pieza clave del Museo Garnelo.
José Garnelo y Alda comenzó su relación con Inglaterra en 1893, cuando el banquero inglés Thomson le encargó los cuadros Veturia y Coriolano y Aspasia y Pericles. Luego, en 1905, realiza un Retrato del rey Alfonso XIII para la Embajada de España en Londres. En 1906 expone el Retrato de la Marquesa de Ayerbe y organiza una exposición individual. En 1907 participa en la Exposición de la Sociedad de Bellas Artes, con Capea en Las Navas del Marqués. Respecto a esta obra, conservamos una carta de Garnelo a Alma Tadema en la que le agradece su acogida en Londres y solicita, del genio prerrafaelita, la supervisión del lienzo durante su estancia en la capital.
Quizá, el espectáculo más memorable de los acontecidos en Inglaterra fue la Exposición de Arte Moderno Español, celebrada en Brighton entre mayo y agosto de 1914. Fue solicitada por el director del Museo de Brighton, Mr. Henry D. Roberts y organizada por la Asociación Española de Pintores y Escultores. El evento se celebró en el suntuoso edificio de Bibliotecas, Museos y Exposiciones de la ciudad. Pocas personas estuvieron tan estrechamente asociadas a la vida cultural del Brighton de principios del siglo XX como Roberts. Nacido en Newcastle, se trasladó a la bella ciudad sureña en 1906 y estuvo involucrado en su biblioteca pública, museos y galerías de arte durante casi treinta años.
En la página que reproducimos del catálogo aparece el elenco organizativo, en el que figuran como “Patrocinadores de Honor” los reyes de España, don Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia de Battemberg, y Henry de Battemberg, miembro de la casa real británica y padre de nuestra reina. Aparece también el Comité Español, al que pertenecía Garnelo como Secretario de la Asociación de Pintores y Escultores. Son varias las referencias que Garnelo hace, en “Por el Arte”, a los preparativos de la exposición.
Con esta muestra de arte español moderno se llegaba a la quinta de la serie de exposiciones que trataron sobre la obra de las escuelas continentales: Arte Francés Moderno, 1910; Arte Sueco Moderno, 1911; Arte Danés Moderno, 1912 y Arte Noruego Moderno, 1913. Todas tuvieron éxito y el comité organizador apostó por que la exposición española fuese de tanto, o de más interés, que las ya celebradas. Se hizo todo lo posible para garantizar que la muestra resultase completamente representativa y de carácter nacional en todos los aspectos.
Se lamentaba Roberts de una deficiencia comparativa, con otros países, en el número de paisajes; pero él mismo daba la respuesta:
“según mi experiencia, los artistas españoles dedican más tiempo a los temas de género y figuras, y menos atención a los paisajes y acuarelas de lo que es habitual en este país.”
Mr. Henry D. Roberts, decía tener autoridad para asegurar que, como colección de obras de artistas españoles puramente modernos, era una de las mejores que se había reunido nunca. Aseguraba que esto se debía, principalmente, al excelente criterio con que habían seleccionado las piezas en el Comité de la Asociación de Pintores y Escultores de Madrid, de la que el Rey de España era Presidente Honorario y Garnelo, como es bien conocido, pieza directiva fundamental.
También invitaba el Comisario a acudir a la Brighton Reference Library, donde había recopilado los libros y textos necesarios para un mejor entendimiento del Arte Español.
“En exposiciones similares anteriores ha sido habitual imprimir un artículo, que trata sobre el arte moderno del país en cuestión, escrito por un crítico de arte de reputación y autoridad. Este año el catálogo no contiene ningún artículo de este tipo, pero se espera que los interesados consulten los libros y artículos de revistas sobre el tema que se encuentran en la Biblioteca Pública de Brighton, de los cuales se puede encontrar una lista en las páginas 6 a 17. Por lo tanto, se pretende que la exposición hable por sí misma”
En la fotografía del listado aparece una publicación que Garnelo envió a petición de Roberts: “El material y la factura en los pintores Españoles de la primera mitad del siglo XIX. Ilus. Por el arte, año I, 1913, Num. 7, pp. 10-1 7.”
Las notas biográficas sobre los artistas, que aparecieron como novedad en este catálogo, fueron muy celebradas por Roberts, puesto que daban idea de la importancia de los expositores, la mayoría de los cuales ya había alcanzado la distinción. El cartel de la exposición, que se reproduce en la portada del catálogo, fue obra de José Pinazo Martínez, quien también intervino en la muestra.
Garnelo expuso dos obras: Fidelidad a Prueba y Santuario Greco-Ibero, esta última fue reproducida en el catálogo, se trata de una visión diferente y moderna de la obra que presentó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1912, y que hoy es propiedad del Museo de Bellas Artes de Valencia.
El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda había declarado la guerra al Imperio Alemán el cuatro de agosto. En estos primeros días de septiembre, de hace ciento diez años, debían estar preparándose para su viaje a Londres las obras de la exposición clausurada en Brighton. La reputada Grafton London Galleries acogió en la capital inglesa la Spanish Modern Art, hasta diciembre de 1914.
Pese a que ambas exposiciones se desarrollaron en ambientes prebélico y bélico, fueron muy frecuentadas y dejaron buen sabor en la prensa artística de la época. El calendario fue benévolo en parte y, durante el periodo de exposición en Brighton, la ciudad era lugar de recreo para muchos londinenses, que escapaban a sus bonitas playas. Las fotos de ese verano en nada envidian en número de bañistas a las actuales. En un artículo publicado en “La Esfera”, a principios de agosto, el autor compara las anteriores exposiciones con la española, asegurando que no llegaron a alcanzar ni la mitad siquiera de la acogida que los ingleses habían dispensado a la nuestra. Hace referencia a más de cinco mil asistentes semanales, solo de Brighton, y argumenta que no se registraban los miles de visitantes estivales de la ciudad.
A finales del año 1914, Brighton ya había transformado la fisonomía de muchos de sus edificios públicos, el mismo Royal Pavilion, que fue primera sede de la Biblioteca, fue dedicado a hospital de guerra para el heroico Ejército Indio, que tanto aportó al Reino Unido en la primera fase de la Gran Guerra, cuando aún se entrenaban reclutas y no se había conseguido la movilización óptima.
Durante el periodo de exposición en Londres la capital tampoco sufrió bombardeos importantes. El primero fue en diciembre, perpetrado por un hidroavión alemán y de escasa consideración. Cuando empezaron a intensificarse los ataques, en enero de 1915, las obras se encontraban de vuelta a España. A partir de 1915 los famosos Zeppelines alemanes comenzaron a intimidar a Gran Bretaña. Pese a que los resultados aéreos no fueron buenos, desde el punto de vista militar, el pánico bajo las sirenas se hacía extensivo.
A lo largo de la guerra los dirigibles fueron dando paso a los aviones. La fuerza aérea británica creo la RAF (Royal Air Force), nuevo muro de contención que, en el plazo de veintidós años, iba a tener la oportunidad de demostrar su aptitud, consagrándose gloriosamente en el nuevo intento germano de doblegar al país con bombardeos.
F. R.
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